Su finalidad es la acogida, promoción e integración de las personas inmigrantes en nuestra sociedad civil y eclesial, y la defensa de sus derechos reconocidos en la legislación vigente tanto a nivel nacional como internacional. Así como la lucha por el valor de la dignidad humana y de los derechos humanos contra el fenómeno migratorio del tráfico y la trata de seres humanos, especialmente con fines de explotación sexual y laboral, teniendo en cuenta la perspectiva de género.